miércoles, 16 de abril de 2014

Constanza Miranda


Cuento cotidiano: 
Me subí al minibús, se subían los mismos pasajeros de siempre, los mismos estudiantes, el mismo recorrido. Eran las 8:20 y ya estaba llegando tarde. Nadie en inspectoría, ni el patio. Todos estaban en sus salas. En la primera sala, nada. En la segunda… tampoco, no había nadie en el colegio. Deben estar en la sala de computación, pensé. A lo lejos, una figura, se acercaba de a poco. Pasó por al lado mío, una pequeña mirada, que le siguió una sonrisa, solo eso y nada más. 
  


Mundo onírico:
El cielo estaba pintado de muchos colores, y comenzó a llover, se nubló de merengue, y empezó a llover de abajo para arriba, muchas gotitas dulces y coloridas. Era tarde, muy tarde y tenía que ir al colegio, empecé a derretir los relojes para que el tiempo se detuviera. Todo se detuvo. Me subí a al minibús y dentro de ella había toda una ciudad, pero tenía que ir al colegio, ya que ir al colegio es una obligación, una obligación muy importante. Entré al colegio, que estaba lleno de azúcar, mermelada y cosas dulces. De pronto veo a una persona, que me abraza y me dice: ¿Qué te cuesta decirme?, muy triste. Le iba a responder, pero lamentablemente, despierto.

Mundo mítico:
En un reino muy lejano vivía una princesa, que suspiraba por un príncipe que la amara, y la llevara a su reino. De tanto suspirar no vio cerca de ella a quien de verdad la amaba. En torno al castillo vivía el guardián del palacio, que se había enamorado de la princesa y vivía por ella. Al jardín del palacio llegaba todos los días un enorme pájaro blanco de plumas mágicas, el guardián sacó una de sus plumas y pidió que la princesa se enamorara de él. Pero la princesa no se enamoró, cada día el guardián sacaba las plumas del ave y la princesa nunca se enamoró. El guardián comenzó a llorar y sus lágrimas caían sobre el ave, pintándolo de muchos colores. El guardián murió por amor y el ave colorida quedó cuidando al palacio, y se le conoce como pavo real.



Mundo maravilloso:

En mi casa había una araña, todos en la casa la querían, ella nos tejía y mataba los bichitos que entraban a la cocina, nos contaba historias, y un día nos dijo que estaba esperando bebes, pero un  día amaneció muerta. Después de eso mis papas se separaron, mi hermano fue un alcohólico, mi hermana quedó embarazada y yo me dediqué a escribir.  

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